25 de abril de 2016

El poder de la fe

Es muy positivo creer en algo, no importa lo que sea. Algo en lo que podamos confiar nuestras esperanzas, nuestros sueños y deseos más profundos y también todo aquello de lo que no nos sentimos orgullosos. Podrá ser Dios, una religión, un poder superior o el universo, pero nuestra existencia será más llevadera si tenemos algo en lo que apoyarnos para encontrar el sentido en los momentos difíciles y donde podamos acudir para reconfortarnos y conseguir la fuerza que necesitamos para seguir adelante. Asimismo, es fundamental tener fe en nosotros mismos, en que somos valiosos por lo que somos, en que merecemos todo lo mejor, en nuestra capacidad para afrontar y aceptar las situaciones de la vida y aprender de ellas por dolorosas que sean a veces.

De alguna manera, somos lo que pensamos que somos y podremos convertirnos en lo que queramos si de verdad creemos poder hacerlo (y por supuesto actuamos para conseguirlo). Obviamente, hay ciertas limitaciones porque nunca nos volveremos invisibles o seremos capaces de volar por mucho que lo deseemos, pero en cierta medida llegaremos a proyectar en la realidad lo que de verdad creamos poder conseguir. Si nos visualizamos alcanzando nuestras metas y empezamos a creer que seremos capaces de lograrlas será más fácil llegar a ellas que si ni siquiera lo hubiéramos imaginado. Por otro lado, si lo que ofrecemos al mundo es negatividad y pesimismo de alguna manera estamos condicionando a nuestro entorno para que nos devuelva algo parecido. Afortunadamente esto funciona en ambos sentidos, así que tratemos de transmitir sensaciones positivas par atraer lo mismo hacia nosotros.


19 de abril de 2016

La verdadera responsabilidad

Nuestro principal compromiso cuando estamos en una relación debería ser cuidar de nosotros mismos, ya que solo así podremos atender adecuadamente a nuestra pareja. Ninguno es superior o inferior al otro y existe un claro equilibrio entre lo que aporta cada parte. Ambos deben ser capaces de dar el amor, la confianza y el respeto necesarios para la integridad y la buena salud de cualquier relación.

Para poder hacer esto es fundamental que cada uno se conozca a sí mismo y sepa qué es lo que necesita y espera del otro (y se lo haga saber), sin asumir más responsabilidad de la que le corresponde. No olvidemos que para que una pareja funcione los dos individuos deben estar implicados por igual. No importa la cantidad de esfuerzo, sudor o lágrimas que invirtamos en una relación, si el otro no tiene verdadero interés y actúa en consecuencia, no conseguiremos mantenerla a flote por mucho tiempo.

Tener pareja no implica dejar de hacer lo que nos gusta o de ser como somos, más bien todo lo contrario. Estar con la persona adecuada nos permitirá mostrarnos sin miedo a ser juzgados, a equivocarnos sin temor a reproches, a preguntar las cosas que no entendamos y a discutir aquellas con las que no estemos de acuerdo con la confianza de poder expresarnos libremente, sabiendo  que nuestra opinión será valorada y respetada aunque no siempre coincida con la de nuestra pareja.


14 de abril de 2016

Libertad emocional

Podemos definir la libertad emocional como aquella que nos permite ser conscientes de nuestros sentimientos y actuar conforme a ellos, sin que la actitud o comentarios de las personas que nos rodean nos influyan. De esta forma, si estamos tristes o enfadados no tendremos la necesidad de ocultar esas emociones por temor a que los demás nos perciban como individuos deprimidos o malhumorados. Sentiremos la pena, la rabia o el miedo de la misma forma que la alegría, la sorpresa o el amor. Aceptaremos cualquier emoción que nos sobrevenga, entendiendo que son nuestras y que debemos darles cabida en nuestro interior.

Lamentablemente, el odio, la envidia y principalmente el miedo son los guías de nuestro comportamiento en demasiadas ocasiones. Debemos atrevernos a cambiar, a pensar, a mejorar y a crecer, asumiendo el gran esfuerzo que todo esto supone.

La educación de las emociones implica dominio de sí mismo, que en ningún caso debe entenderse como represión. Se trata del empleo racional de nuestros recursos para superar aquellas situaciones que nos causan tensión, mejorando las condiciones en las que nos enfrentamos a ellas y resolviéndolas de forma respetuosa con nosotros mismos y con los demás.

Para llegar a esto necesitaremos cambiar nuestras creencias limitantes por la confianza en nuestras capacidades y reemplazar los mensajes negativos que nos enviamos por afirmaciones que refuercen nuestra autoestima y nos recuerden que con trabajo y dedicación seremos capaces de alcanzar muchas metas.


11 de abril de 2016

El mejor comienzo

Si al iniciar una nueva relación empezamos a preocuparnos en exceso por si va a funcionar o no, estaremos saboteándola de forma inconsciente. Pensar en los cómos y porqués del supuesto fracaso es una manera de protegernos a nosotros mismos, ya que no nos permitirá relajarnos del todo y disfrutar. Si finalmente sale mal, estaremos sobre aviso y el golpe no será tan duro como si caemos desde el séptimo cielo.

Cuando las razones para no estar al 100% no son achacables a la propia relación, sino que vienen determinadas por otras experiencias del pasado, es probable que estemos experimentando una falta de confianza en nosotros mismos, que derivará en una falta de confianza en nuestra pareja. Podemos pensar que repetiremos los mismos errores, que volverán a decepcionarnos, a engañarnos o a abandonarnos, sin tener siquiera indicios de que esto vaya a suceder. El miedo a a pasarlo mal otra vez nos lleva a crear estas hipótesis que no nos permiten conocer y dejarnos conocer realmente por la persona que tenemos al lado.

No podremos adivinar el futuro o pretender que nuestra pareja nos garantice nada, si lo hiciera nos estaría mintiendo. Lo que sí podemos y debemos hacer es estar presentes en la relación, preguntarnos si somos felices, si estamos siendo nosotros mismos, si nos permite crecer como personas y dirigir nuestra vida a donde queremos llegar, si nos sentimos seguros, respetados y valorados, si sentimos que la relación está equilibrada, que los dos aportan todo lo que está en su mano para cuidar de la misma.

No hay fórmulas mágicas para generar un clima relajado y de confianza en una relación, pero sí podemos elegir los pensamientos en los que nos queremos detener, las palabras que decimos y las acciones que realizamos cada día para sentirnos más comprometidos en reforzar el vínculo. El conflicto, los desacuerdos e incluso la crítica forman parte del proceso de conocerse y no es justo que pongamos en duda la relación o tiremos la toalla ante cada dificultad o pensamiento negativo que nos venga a la cabeza. Estamos en una fase de descubrimiento, no necesitamos ser perfectos ni que la otra persona lo sea, sólo respirar profundo y saber que todo estará bien pase lo que pase.