22 de abril de 2015

Contacto cero

Cuando decidimos poner fin a una relación de pareja podemos llegar a sentirnos culpables, o al menos responsables, por los sentimientos del otro. Ha sido alguien con quien hemos compartido parte de nuestra vida y no queremos que sufra. Sin embargo, es algo que no podemos evitar. Siempre que una relación más o menos estable se termina se genera sufrimiento por ambas partes, aun cuando el tiempo que hayamos pasado junto a esa persona no haya sido precisamente un camino de rosas.

No hay duda de cómo nos sentimos cuando alguien a quien amamos toma la decisión de que ya no desea seguir a nuestro lado, pero también lo pasamos mal cuando somos nosotros quienes queremos poner el punto final a la historia.

Incluso cuando es una decisión acordada entre los dos y ambos están de acuerdo en que lo mejor es separarse, nos cuesta romper los vínculos que habíamos creado con esa persona. Él o ella ya no forman parte de nuestra vida, al menos como lo habían hecho hasta ahora.

Para acostumbrarnos lo antes posible a este nuevo estado, sean cuales fueran los motivos de la ruptura e independientemente de si nos dejan o somos nosotros los que dejamos, lo más saludable y beneficioso (pero no lo más fácil) es limitar al máximo toda forma de contacto con quien fue nuestra pareja. Si no hay hijos en común, no somos compañeros de trabajo y podemos evitar frecuentar el mismo círculo de amigos, será bastante más sencillo.

A lo largo de nuestra vida todos pasaremos por el trance de ser abandonados y también por el de tener que abandonar a alguien y cualquier separación requiere de un tiempo de duelo y adaptación.

Si nos han dejado y nos aferramos al contacto con nuestro/a ex como un último cartucho para retomar la relación, será una forma de prolongar la agonía. Si él o ella ya han tomado la decisión de romper con nosotros, mantener el contacto no va a hacerles cambiar de idea, más bien lo contrario. Será solo al sentir nuestra ausencia cuando puedan plantearse si se han equivocado o no.

En el caso de que seamos nosotros los que hayamos decidido abandonar, si intentamos dulcificar el tiempo de duelo acercándonos de nuevo a nuestra ex-pareja o atendiendo a sus reclamos, dejaremos de prestar atención a las razones por las que esa relación no funciona o no nos conviene. Estaremos demorando lo inevitable y exponiéndonos a sufrir de nuevo por algo que ya habíamos decidido que no es lo que queremos.






2 comentarios:

  1. Qué post más potente! Y que verdad. El contacto cero es la clave. El tiempo pone todo en su sitio y si mientras pasa el tiempo nos ocupamos de nosotras mismas creo que nos recuperarmos con sobresaliente. Un abrazo

    Elena

    ResponderEliminar
  2. Hola Elena, gracias por tu comentario.

    Qué cierto es lo que dices, todo es cuestión de tiempo. El problema es que cuando estamos en esa situación nadie puede decirnos cuánto tiempo vamos a estar así y podemos llegar a desesperarnos y angustiarnos un poco por el camino, pero lo importante es que tengamos claro que todo pasará y que si respetamos el tiempo de duelo cuidando de nosotras mismas saldremos reforzadas y con una experiencia que seguro que de otra forma no habríamos aprendido.

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Muchas gracias por participar en este blog